Médico limpia con algodón el brazo a un paciente antes de vacunarse contra el COVID
COVID-19

De la esperanza a la recuperación

Si me dijesen que eligiese una palabra para hacer balance de este año 2021 que ahora termina diría, sin dudarlo, vacunación o, lo que viene a ser lo mismo, esperanza. Han pasado muchas cosas en estos últimos 12 meses, algunas más positivas que otras, pero como telón de fondo de todas ellas, permanente, silencioso e imprescindible siempre ha estado la vacunación de la población, empezando por la más vulnerable y siguiendo por toda la demás.

 

La vacunación es el triunfo de la ciencia sobre el negacionismo persistente, la victoria de la solidaridad frente al individualismo, la demostración de que somos un país con un comportamiento ejemplar, como prueba el hecho de que nos situemos entre los que más se han vacunado del mundo. Pero hay que seguir avanzando. Ahora es el turno de la infancia y es preciso también un acuerdo internacional para conseguir que la vacuna llegue cuanto antes a todos los rincones del mundo. Hay que hacerlo por justicia, por solidaridad y por supervivencia.

 

Guadalajara ha sido protagonista indiscutible del proceso de vacunación. Araceli Hidalgo, usuaria de la residencia Los Olmos, fue la primera vacunada en España y la primera en recibir la segunda dosis. Volvimos a atraer el foco mediático nacional cuando el país alcanzó el 80% de la población vacunada. Somos un símbolo de la esperanza y del inicio de la recuperación justa y no es fruto de la casualidad, sino del trabajo y la coordinación entre las instituciones locales, provinciales, regionales y nacionales.

 

Hemos llegado a este final de año con una nueva variante de la Covid que requiere un esfuerzo añadido para compatibilizar la alegría del reencuentro con la responsabilidad. No pueden suponer estas fechas un paréntesis en la actitud respetuosa y solidaria que mantenemos desde hace tiempo si queremos seguir avanzando en la recuperación sanitaria, social y económica.

 

La vacunación, la responsabilidad y la esperanza -señas de identidad de 2021- han de transformarse en recuperación y progreso en 2022. Mi deseo es que avancemos sin dejar a nadie atrás y que seamos capaces de redistribuir la riqueza para que llegue a todos los rincones de la región. Para ello se están adoptando desde las administraciones las medidas oportunas, pero también es importante que apoyemos con nuestras decisiones individuales. Una manera es orientar nuestros actos de consumo hacia nuestro sector económico y hostelero, que ha realizado un gran esfuerzo de adaptación y resistencia durante la pandemia. Castilla-La Mancha celebra ahora su 40 aniversario como autonomía que avanza y progresa con el objetivo de no ser más que nadie pero no tolerar ser menos. Y ser comunidad es también eso: apoyarse y protegerse para llegar, como decía León Felipe, no solo ni pronto, sino con todos y a tiempo.

 

Feliz 2022, el año en que todos nuestros deseos se hagan realidad.

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