CASTILLA-LA MANCHA
Hoy hemos celebrado en la iglesia de Santa María de Alarcón el acto conmemorativo del 43 aniversario de la Constitución española y del 40 aniversario de la aprobación inicial del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha. Ha sido un acto bonito y emotivo, que ha servido para celebrar lo mucho que hemos conseguido en este tiempo y también para esbozar los anhelos que tenemos para el futuro, que no son pocos. Agradezco mucho a la alcaldesa de Alarcón y al vicario general de la Diócesis la colaboración para hacer posible la realización de este acto, en el mismo lugar, el mismo día y a la misma hora que hace 40 años la Asamblea Mixta constituida para tal fin aprobado de manera inicial el texto del Estatuto.
Nuestro Estatuto es fruto de la Constitución española, que fue el marco normativo que dio origen a la posterior conformación de nuestra autonomía. En el artículo 2 de la Constitución se establece que, para que todas las regiones fuesen iguales, lo mejor es que fuesen autónomas y que entre todas ellas rigiese el principio de solidaridad. En Castilla-La Mancha recogimos el guante, teniendo muy claro que la autonomía emanaba del conjunto, que antes de nada somos España, que nuestra identidad no es excluyente sino todo lo contrario.
En estas cuatro décadas han sido muchos e innumerables los avances alcanzados. En Castilla-La Mancha y en España. Hemos avanzado en derechos y libertades, en infraestructuras y en economía y, sobre todo, en educación, en sanidad, en bienestar social y en igualdad. No podía ser de otro modo si tenemos en cuenta que el principio inspirador del nacimiento de nuestra autonomía fue el no querer ser más que nadie pero no consentir ser menos. La igualdad en el ADN. Cómo para no sentir orgullo.
Tanto la Constitución como el Estatuto de Autonomía son el fruto del diálogo, de la discrepancia respetuosa y del acuerdo. De no poner lo que nos diferencia por delante de lo que nos une. De ser conscientes de que para avanzar es necesario dialogar, no atrincherarse en posiciones inamovibles, escuchar y asumir parte de las propuestas del adversario político, al que no deberíamos considerar enemigo.
Yo reivindico una vez más la acción política responsable, basada en el respeto al adversario y guiada por la obligación que tenemos de ser útiles a la ciudadanía que nos elige. Pido que en los parlamentos y en las instituciones nos comportemos como nos gustaría que se comportase el conjunto de la sociedad: con respeto, con educación, con consideración hacia los demás. Reivindico la cultura del diálogo y del acuerdo, porque la palabra es un instrumento esencial y avanzar acordando no es sinónimo de debilidad sino de fortaleza.
Seremos más fuertes si estamos más unidos y unidas, si no utilizamos la Constitución para crear discordia y confrontación, si defendemos esta tierra por encima de todo lo demás, si mantenemos vivo el espíritu de diálogo que presidió la génesis de la Constitución y del Estatuto de Autonomía.
Desde la Institución que tengo el honor de presidir, las Cortes de Castilla-La Mancha, nuestro compromiso con la Constitución, con España y con Castilla-La Mancha es indiscutible. Como ocurre desde que soy presidente de las Cortes, los días 6, 7 y 8 de diciembre la fachada principal de las Cortes servirá de pantalla de proyección de una gran bandera de España. Será un símbolo más de nuestro compromiso inquebrantable con España, con la Constitución, con la igualdad, la solidaridad y la libertad.
Viva Castilla-La Mancha y Viva España.

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