CASTILLA-LA MANCHA

Desde el trabajo en equipo, por un PSOE ganador

Ayer, el día que cumplí 41 años, fue el elegido para avalar la candidatura que considero mejor para liderar el Partido Socialista. Lo hice tan convencido como ilusionado. Y lo hice en una hoja colectiva, pues así entiendo el Partido, como un proyecto colectivo. Pude hacerlo, otro motivo de alegría, debajo de mi gran referente político, del mejor alcalde que he conocido, además de una gran persona: Florentino García Bonilla. He avalado y voy a votar a Susana Díaz, como en su día hice a Carme Chacón y a Edu Madina. Lo hago ahora por lo mismo que lo hice entonces, porque Carme y Edu me parecían las mejores opciones, porque sentía que comprendían que el PSOE es un instrumento de cambio para la sociedad española, y porque representaban un proyecto colectivo, donde el interés que ha de primar es el del conjunto de la sociedad por delante del interés del Partido, pero el interés del Partido tiene también que estar por delante del individual de cada militante. Exactamente igual pienso de Susana. Y también porque quiero que derribemos un techo de cristal en la política española. Y Susana Díaz es de las mejores políticas para hacerlo.

Tengo respeto por Pedro Sánchez, aunque haya discrepado de algunas de sus decisiones, y un gran aprecio por Patxi López, pero votaré a quien entiendo que puede llevarnos a ganar elecciones y a mejorar la vida de la gente. Si gana el proyecto que lidera Susana Díaz, me alegraré mucho. Si gana cualquiera de los otros compañeros lo respetaré y trabajaré con lealtad de militante socialista para que volvamos a recuperar la confianza de la sociedad. No soy de los que se activan en los procesos internos y duermen su compromiso cuando hay que convencer a la ciudadanía. Sospecho de quienes desaparecen cuando hay que ganarle al PP y reaparecen para ganarle a un/a compañero/a. Me esfuerzo más para ganar en la urna grande de la ciudadanía que en la urna pequeña de nuestras agrupaciones. Qué bien nos habrían venido esos apoyos en  los días que había que defender a nuestros compañeros de los ataques inmisericordes del PP, o cuando había que explicar nuestro programa ante los vecinos y vecinas para ganar las generales. Puedo asegurar que esté donde esté seguiré siendo igual, teniendo las mismas ideas y la misma implicación para construir un mundo más justo y más solidario.

Vivo con alegría este proceso democrático, pero también con preocupación. En todo caso espero que el día de la votación sea el del cese de la espiral de odio e intolerancia que algunos llevamos sufriendo desde hace meses procedente de una extraña mezcla de activos de Podemos y de quienes dicen ser compañeros pero ignoran que el respeto y la fraternidad son marca de nuestro Partido. He sufrido en mi vida muchos ataques por defender mis ideas, me han partido la cara por darla por el PSOE, pero nada me ha hecho tanto daño como los comentarios que me llegan y los que leo, porque algunos se hacen incluso en redes sociales, y que proceden de personas con las que comparto militancia. Llevo años luchando contra los que repartían carnés de izquierda desde otras organizaciones y me repugna que ahora haya en mi partido quien se crea portador de una «verdad» revelada y exclusiva. No, aquí todos y todas somos de izquierdas.

Me gustaría que comprendiésemos que no vamos a elegir a una persona y nada más. Estamos frente a un Congreso Federal donde elegiremos Secretario/a General y su ejecutiva, es decir el órgano de gobierno, pero también elegiremos a quienes nos representan a la militancia y a los territorios: el Comité Federal. Espero y deseo que el Comité siga siendo el órgano de poder efectivo para el Partido, porque de lo contrario no habrá más democracia, sino un poder absoluto en un único individuo. Hay quien piensa que todo se puede resolver con democracia directa. La verdad es que no se puede, y aun menos en organizaciones de cierto volumen. O conciliamos la legitimidad de las primarias con la legitimidad de los comités (de la democracia representativa) o no tendremos más democracia, sino menos control del poder y menos libertad individual.

Renovamos ahora, también, nuestros estatutos. Son nuestras reglas. Me gusta decir que no hay democracia sin votos, pero tampoco sin leyes. Los estatutos como las leyes en general regulan el ejercicio del poder. Son, más una garantía para los y las militantes o para el pueblo, que privilegios para los que gobiernan porque nadie puede situarse por encima de ellos. Leyes sin urnas son dictaduras, urnas sin leyes también generan todo tipo de abusos. Convendría que algunos que dicen barbaridades de compañeros se los leyeran para ver que las cosas no siempre son como se las cuentan.

Y elegimos en este Congreso nuestras propuestas políticas para la sociedad española, que es lo más importante que vamos a hacer. Para ello contamos con un gran documento político que puede ser enmendado y mejorado por todo aquel y aquella militante que desee enriquecer el trabajo que han realizado durante meses muchos compañeros y compañeras con otros activos de la sociedad civil.

Por tanto mucho por hacer para, entre todos y todas, mejorar el PSOE y hacerlo más útil a la sociedad. Y, para que gane quien gane, sea bueno para España y para la gente que necesita un PSOE que no esté ensimismado sino al servicio del progreso, de la Igualdad, la libertad y la solidaridad.


Un abrazo

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