CASTILLA-LA MANCHA

El sentido común es el instinto de la verdad

El sentido común es el instinto de la verdad. Utilizo esta frase, del escritor francés Max Jacob, porque creo que describe a la perfección lo que está ocurriendo en Azuqueca con el Plan ASTRA.

Aquí, los vecinos, los ciudadanos de a pie, no entienden que haya alguien que se empeñe en poner obstáculos a un servicio que les mejora la vida. No pueden comprender que se les niegue el derecho a parar cerca del Hospital que pagan, y al que van por necesidad. No están dispuestos a tolerar que, por vivir en Azuqueca, el alcalde de Guadalajara se sienta con el derecho de discriminarlos.


Por eso, los vecinos de Azuqueca se han organizado y han salido a la calle a recoger firmas contra las multas que Antonio Román está poniendo a los autobuses del ASTRA. Y, por eso, dicen que no van a parar hasta que cese esta medida de coacción, que genera retrasos en el servicio y, lo que es peor, que les hace sentir como ciudadanos de segunda.

Estos vecinos, las personas que ganan autonomía con el servicio, porque dejan de depender de los familiares para ir al Hospital; los mayores, que pueden viajar gratis cuando van a consulta; los jóvenes, que prefieren utilizar el transporte urbano antes que el vehículo privado, todos ellos lo tienen claro: tienen derecho a llegar en autobús a un servicio sanitario básico que pagamos todos. Es de sentido común.

Si ahora mismo cayese en cualquier plaza de Azuqueca un ser de otro planeta, sin ningún conocimiento previo sobre nuestra realidad; sin saber quien gobierna en Azuqueca, en Guadalajara y en Castilla-La Mancha; sin tener ideas preconcebidas que le llevasen a alinearse con una u otra postura, debería guiarse por su sentido común para tomar una decisión sobre quien está en la verdad en el asunto del ASTRA. Y su sentido común le diría, como se lo dice a los vecinos de Azuqueca, que llegar al hospital de toda la provincia es un derecho irrenunciable; que no se puede decir que los autobuses generan atasco, cuando han estado parando los del resto de la provincia hasta que Antonio Román lo impidió, para evitar así que parasen los de Azuqueca; que no es de recibo afirmar que la parada es insegura, cuando es la misma que utilizan los autobuses urbanos que dependen del Ayuntamiento. Utilizaría el mismo sentido común que ha guiado a los vecinos de Azuqueca, un sentido común que, como decía Jacob, es el instinto de la verdad.

Y cuando uno sabe que la verdad le acompaña se siente fuerte, y es capaz de salir a la calle y recoger 3.000 firmas en tres días. Porque pocos pasan de largo cuando se les pide que firmen para reclamar el derecho a llegar a su Hospital sin ser multados, sin sentirse ciudadanos de segunda.

Los vecinos que forman parte de esta plataforma ciudadana, y los 3.000 que, hasta la fecha, han apoyado su petición, nos están dando una lección de compromiso, de civismo, de sentido común. Sin embargo, el portavoz del PP en Azuqueca, José Luis Moraga, que también representa a estos vecinos, defiende la intransigencia de Antonio Román y es capaz de decir en un Pleno sin ruborizarse que los vecinos están manipulados. ¿Los 3.000, Sr. Moraga? Y los 10.000 que se manifestaron en Guadalajara contra el Cementerio Nuclear ¿también lo estaban? Y los que defienden el agua de la región ¿marionetas también? En baja estima tienen a los ciudadanos que se organizan en defensa de su tierra. Claro, que para ustedes, las movilizaciones sólo tienen sentido si se hacen en función de intereses particulares y partidistas.

Yo he jurado defender los intereses de Azuqueca, de mis vecinos. No he jurado defender al PSOE. Por eso, mi compromiso es para con los ciudadanos. El de José Luis Moraga y sus compañeros del PP debería serlo también, porque han jurado lo mismo que yo. Sin embargo han elegido colocar a Antonio Román y al PP por delante de los ciudadanos a los que juraron defender. Tendrán que explicar muchas cosas.

Es tiempo de pensar en los vecinos antes que en los partidos. Tiempo de sentido común. Los ciudadanos nos están dando una lección de la que debemos aprender todos, pero algunos más que otros. Antonio Román (y José Luis Moraga) tienen que empezar por aprender a escuchar, para saber qué servicios y proyectos son buenos para la sociedad. 100.000 viajeros en tres meses les pueden dar una pista…

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *